Son muchos los comentarios, opiniones y orientaciones que encontramos en internet para valorar la viabilidad de una instalación de biomasa para calefacción. Desde este artículo pretendo reflejar de forma objetiva mi opinión al respecto, desde un punto vista como técnico que soy, pero también como usuario.
La instalación que hay que realizar para una caldera de biomasa que actúe sobre la calefacción y el agua caliente sanitaria, ACS, es prácticamente la misma al resto de combustibles. Los emisores son los mismos, las tuberías, los vasos de expansión, el termoacumulador, las bombas circuladoras, la valvulería en general, las sondas, etc., excepto la propia caldera, el depósito de combustible, y quizá en cada caso, la necesidad de colocar un depósito de inercia.
Mejor que exponer las ventajas e inconvenientes, me gustaría resaltar que son muy importantes, a la hora de elegir este sistema de calefacción, los hábitos de cada familia y la ubicación de la vivienda.
Las calderas de biomasa, respecto al resto, presentan una velocidad lenta de respuesta. Al llegar al hogar, el tiempo que puede pasar entre que encendemos la caldera y comienza a incrementarse la temperatura de la vivienda puede estar entre 2 a 4 horas, dependiendo si disponemos de radiadores o suelo radiante. Por tanto deberemos de disponer de termostato programador o mantener la instalación funcionando constantemente.
Varios autores sobre manuales de calefacción destacan que no se consume más energía por mantener una temperatura constante, ya que el funcionamiento continuo de la instalación a bajo régimen durante más tiempo demanda una energía similar a someter a la caldera a uno ó dos arranques desde cero para unas pocas horas a día.
Para el funcionamiento fuera de temporada de calefacción, que suele estar entre 5 y 6 meses, es aconsejable disponer de un sistema alternativo para calentar el ACS. Es muy recomendable instalar un sistema de ACS solar, que compatibiliza muy bien con la calefacción por biomasa, o bien disponer en el termoacumulador de una resistencia eléctrica que conectaremos durante el periodo estival.
Dependiendo de la caldera que se elija (las hay más automáticas y menos automáticas), debemos de dedicar un poco de tiempo diario a la caldera. La mayoría de las veces es tan sólo para una revisión visual, pero también para sacar la ceniza, limpiar el intercambiador, limpiar el cenicero, comprobar la tolva de combustible y añadirlo en caso necesario.
El cuerpo de caldera de biomasa suele ocupar el mismo espacio que la de gasoil, pero no así el depósito de combustible, el cual suele ocupar un mínimo de 4-5 veces más.
Si no queremos ser esclavos de la caldera, debemos instalar un depósito de combustible que albergue al menos la cantidad a consumir de la mitad de la temporada. Para una vivienda de unos 200 m2, viene a ser 2000-2500 kg. Esto supone que nuestro depósito debe poseer un volumen de 5 a 6 m3. Es muy importante que el sistema de llenado de este depósito sea lo más sencillo posible, ya que las opciones laberínticas que plantean algunas marcas son muy caras y pueden sufrir atascos. Lo mejor es el llenado por gravedad a través de un tubo con inclinación mínima de 35-40º. Esto nos permite disponer de un abanico mayor de suministradores sin quedar supeditados a la carga neumática. Por supuesto que el mejor sistema depende de la zona que tengamos disponible y los accesos a la misma.
Lo primero que debemos de consultar por la zona es la disponibilidad de combustible y a un precio competitivo que permita la amortización de la caldera y depósito antes de su vida útil. Debemos tener en cuenta que las biomasas ibéricas, es decir hueso de aceituna, cáscara de almendra, etc., están cada vez más solicitadas y su precio se encarece más cada temporada.
Las empresas instaladoras y los vendedores de calderas siempre van a recomendar llevar a cabo la instalación sean cuales sean las circunstancias. Por ello merece la pena pararse un poco, y consultar con un técnico independiente si lo vemos necesario antes de dar el paso, ya que la inversión que hay que afrontar es muy importante.
Foto: cortesía de imágenes libres pixabay.com
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